domingo, 14 de noviembre de 2010

Animales de la especie 'Homo sapiens' en la finca

Me faltaba hablaros de este singular animal…

La densidad de población de esta especie en la finca no es especialmente alta que digamos, sobre todo si la comparamos con otras zonas del planeta. Sale aproximadamente a un ejemplar cada 50 hectáreas, o lo que es lo mismo, un ser humano cada 500.000 metros cuadrados. A pesar de su escasez es fácil de avistar, ya que es un animal diurno que se suele mover en vehículos motorizados muy ruidosos, y éstos sólo se desplazan por caminos especialmente diseñados para ello. Basta con esperarlos en uno de estos caminos que tarde o temprano aparecerán.

Yo soy uno de esos bichos. Del resto merecen mención especial los siguientes:

El jefe. Estupenda relación con él y su familia. Me han invitado a comer varias veces a su casa. Esos días el menú es vegetariano para todos, y tengo que decir que siempre estuvo muy bueno. Es gente muy amable y no puedes sino confiar en ellos.

Julián*, el encargado de la finca, y Benito*, su ayudante. Sus funciones son principalmente de manejo del ganado (alimentación, cuidado, destete, etc.). De manera secundaria realizan pequeñas reparaciones, pintar, podar, cultivar huerto, etc.

Son personas del mundo rural, en contacto con ganado desde pequeños, y un profundo conocimiento sobre estos animales (por ejemplo conocen a cada vaca, su carácter, sus necesidades alimenticias en cada época del año, etc.). ¿Creéis que dan un buen trato a los animales? Os doy algunas pistas….A los animales destinados a su consumo en general se les trata como meros objetos en cualquier lugar del mundo. A esto hay que añadir que estamos en España, que como país mediterráneo que es, se caracteriza por un trato a los animales (ya no los de granja, sino incluso los animales de compañía) carente de empatía y compasión en la mayoría de los casos.

Pues sí, como podéis imaginar, Julián y Benito no son especialmente cariñosos con los animales. Más bien al contrario. Especialmente Julián muchas veces emplea violencia gratuita contra animales inocentes. Su comportamiento se podría calificar como brutal en algunas ocasiones. Se me pone el corazón en un puño al ver esas pedradas injustificadas o patadas en la cara. Sí, leéis bien. Eso lo he visto con mis propios ojos en no pocas ocasiones, y si hago cualquier comentario me salta con “¿Tú me vas a enseñar cómo hacer mi trabajo? Esto se hace así”. Estoy aprendiendo a morderme la lengua y tragar. Me gustaría quejarme al jefe. Pero claro, el no lo ve como lo veo yo, ya que en ese caso habrían corregido el comportamiento de Julián o no trabajaría aquí. Él lleva casi 15 años trabajando aquí, yo apenas 2 meses. No me parece una buena idea quejarme de él. A la empresa le resultaría mucho menos traumático prescindir de mis servicios que los de Julián. Soy un ganadero sin experiencia con todo por aprender.

La opción de irme no la contemplo por varias razones: en estos tiempos poder trabajar ya es una suerte, me gustan muchos aspectos de mi trabajo (sí, a pesar de todo en general estoy bastante contento aquí), y por último les haría un flaco favor a los animales si me largo cobardemente. ¿Cómo les voy a abandonar en manos de estos brutos? Poco a poco irán cambiando las cosas…. eso espero.

Joder, y es ganadería ecológica. Pero los certificadores sólo miran los papeles, la alimentación, la sanidad (antibióticos sólo en casos muy justificados, etc.) ….y el bienestar de los animales ¡¿qué?! ¡¡Se han olvidado de lo más importante!! Al animal le da igual que su pienso tenga soja transgénica o ecológica, con que le quite el hambre se conforma. Pero sí le importa que le traten bien, y no a palos.

Eso ha sido una gran desilusión para mí.

El ganadero vegetariano contando ovejas


 *Nombres ficticios para respetar su intimidad.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Otros animales de la finca

Además de ganado, en la finca hay otros animales tanto domésticos como silvestres.

De estos últimos hay muchas especies, entre aves, mamíferos, reptiles, anfibios, insectos…imposible nombrarlos a todos. A la mayoría de los humanos nos llaman más la atención los de mayor tamaño, ¿por qué será? El ciervo sería el que encabeza esta lista. Un animal bastante fácil de ver por aquí; el otro día conté un grupo de once. Algo parecido pasa con un bellísimo animal que, desgraciadamente, conserva mala fama entre la población, sobre todo en las zonas rurales. Hablo del zorro, al que había tenido ocasión de ver únicamente en dos o tres ocasiones antes de llegar a esta finca, y ahora hasta me puedo permitir el lujo de hacerle fotos, como las que os pongo aquí. ¡Me encantan los zorros! No entiendo que puedan ser tan despreciados.



 
La temporada de caza del ciervo está recién comenzada, de modo que pronto se producirá un brusco descenso en su densidad de población. Y vuelta a empezar…

El zorro no tiene mejor suerte, y su consideración como “alimaña” (curiosamente así eran consideradas hace menos de un siglo especies en las que hoy se invierten millones de euros para evitar su extinción) no ayuda a despertar la compasión de la gente. Por eso, y aunque en principio me agrada que no huya despavorido al notar mi presencia sino que lo haga a paso lento y sin excesivo miedo, haría bien en ser más desconfiado porque cualquier día se puede encontrar a un humano que en vez de cazarlo con una cámara de fotos lo haga con una escopeta.

De entre los animales domésticos los burros me resultan de lo más simpáticos. Aquí tenemos unos pocos autóctonos. Con la mecanización de los trabajos agrícolas se inició el declive del burro, que continúa a día de hoy hasta el punto de que se encuentran en peligro de desaparecer. Es una pena que sólo nos preocupemos por aquellos animales que nos resulten útiles, que nos reporten un beneficio, y no por cada especie, mejor dicho, por cada animal individual, por el simple hecho de tratarse de un ser único, que busca su bienestar y siente placer y dolor. Cuántos burros se han dejado literalmente morir de hambre en este país porque su dueño se compró un tractor o un remolque y ya no servían. Esa es la recompensa a años de fidelidad y voluntarioso trabajo.

Los burros en esta finca no trabajan, y eso me gusta. Están aquí para ser conservados y mimados.



Para terminar, y volviendo a la entrada anterior (12 de octubre), pongo la imagen escaneada con los ingredientes del pienso convencional de vaca, donde se ve claramente el origen transgénico de la soja. Quizás sin darnos cuenta estas vacas se están comiendo la selva amazónica….